Todos los barranquilleros hemos percibido el asombro de quienes visitan por primera vez a nuestra ciudad cuando observan la transformación de las vías principales en caudalosos y peligrosos ríos. Realmente, después de darnos cuenta que hemos convivido con ello más de 50 años, siendo un problema crónico que causa pérdidas humanas, impactos sociales, daños ambientales y materiales y parálisis general de las actividades productivas de la ciudad, reflexionamos y queremos actuar con diligencia y prontitud.
Para platear soluciones integradas en el tema de los arroyos, es importante tener en cuenta los siguientes aspectos:
1. Conocer antes de actuar.
A pesar de creer que se han hecho suficientes estudios al respecto, esta es una de las principales falencias que se repiten, sobre todo en cuanto a información básica hidrológica.
2. La solución va más allá de la simple canalización.
Los arroyos de Barranquilla son en esencia un problema de manejo de cantidad de agua. Por lo tanto, la simple canalización sería una alternativa insuficiente y altamente costosa que no proyecta una solución óptima a futuro. Se requiere enfrentar el problema de manera integrada desde la fuente.
3. Conciencia social y cultura ciudadana
Cualquier habitante que resida en la ciudad puede reducir su aporte de agua a los arroyos, disminuyendo en algún porcentaje el área impermeable, mediante la construcción de jardines que finalmente embellecen su entorno y la ciudad en general.
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